miércoles, 25 de octubre de 2017

Manuel Aciña

Poesías cortas desde mexico
Porque dejaste el mundo de dolores
Buscando en otro cielo la alegría
Que aquí, si nace, sólo dura un día
Y eso entre sombras, dudas y temores.
Porque en pos de otro mundo y de otras flores
Abandonaste esta región sombría,
Donde tu alma gigante se sentía
Condenada a continuos sinsabores.
Yo vengo a decir mi enhorabuena
Al mandarte la eterna despedida
Que de dolor el corazón me llena;
Que aunque cruel y muy triste tu partida,
Si la vida a los goces es ajena,
Mejor es el sepulcro que la vida.

Manuel Aciña Narro



El mal confitero poesias mexicanas

EL MAL CONFITERO

Es Toledo ciudad eclesiástica.
Para sola una noche del año,
Sus vides domésticas
Dan un vino claro.
Un vinillo que el gusto arrebola
Del epónimo mazapán,
Y que predispone muy plácidamente
Para recibir hasta el alma del aroma Canonical
De las uvas negras en aguardiente.
Y es que la Iglesia
Consiente la gula:
Para cada antojo hay una licencia;
Para cada confite, una bula.
Y cándida azúcar chorrea
Por el transparente de la Catedral;
Y en sus brazos arrulla la Virgen
Al pequeño dios comestible,
Rosado y salmón;
Y ¡oh, que famosas tajadas de Alcázar
Si, como es granito, fuera turrón!
Y es que la Iglesia consciente la gula;
Y monja sé yo que toda es azúcar.
Y que tiene vicioso al cielo
De la miel hilada al pelo,
Y sabe hacer unos letuarios de nueces,
Y otros de zanahorias raheces,
Y el diacitrón, codonate y roseta,
Y la cominada de Alejandría,
Y otras cosas tantas que no acabaría.
¿Pero aquel confitero que había,
que en azúcar y almendra y canela
los santos misterios hacía?
La Pentecostés y la Trinidad,
Y el Corpus y la Ascensión,
Y un Jesús casi de verdad
Con una almendrita en el corazón.
Pero tiene sus reglas el arte,
Y a cada figura, su parte.
Y también había un Luzbel
Con una cara ácida y larga,
Y le ponía en el corazón
Una insólita almendra amarga.
¡Terror de las madres: muerte solapada
en las golosinas!
¡Sazón a mansalva,
con el cardenillo de las cocinas!
Bien se yo que tiene sus reglas el arte,
Y a cada figura le toca su parte.
Mas ¿garapiñar almendras amargas,
Así sean las del corazón?
Caridades escusadas,
A fe mía, son.
¿Disfrazar un Luzbel con maña,
que se lo confunda con un Salvador?
Caridades excusadas,
A fe mía, son.
¡Oh, buen hacedor!
Hay arte mejor:
No me vendas rencor en almíbar,
Si he de hallar acíbar
En el corazón.





A veces uno toca un cuerpo y lo despierta... Homero Aridjis



A veces uno toca un cuerpo y lo despierta
por él pasamos la noche que se abre
la pulsación sensible de los brazos marinos
y como al mar lo amamos
como a un canto desnudo
como al solo verano
Le decimos luz como se dice ahora
le decimos ayer y otras partes
lo llenamos de cuerpos y de cuerpos
de gaviotas que son nuestras gaviotas
Lo vamos escalando punta a punta
con orillas y techos y aldabas
con hoteles y cauces y memorias
y paisajes y tiempo y asteroides
Lo colmamos de nosotros y de alma
de collares de islas y de alma
Lo sentimos vivir y cotidiano
lo sentimos hermoso pero sombra.