viernes, 6 de junio de 2014

Por qué aún no me detienes


Por qué aún no me detienes, sombra
callada al borde de esta hora.
Mi curva es tan pequeña,
tan corto el aire que a mi paso quiebro.
Tan solo el esqueleto
que en lenta marcha se acomoda al suelo.
Sería tan sencillo
dejarme resbalar por la pendiente
del polvo de tus eras,
dejarme descansar donde los templos
de siglos acumulan
pasiones que ya fueron.
De mi prisión quisiera
sacarme, destruir la permanencia
sin nombre que bascula.
Perdí la llave, se olvidó la muerte
de colocar en mí su cerradura.
ABARCA DE BOLEA, ANA FRANCISCA

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