Llegó el instante, en que quieta el alma
muestra la fuerza de su razón
¡atrás las luchas que la encerraban,
logró su llave y definición!
Ni los más sabios del universo
tienen el hilo de su verdad,
ni el más prudente, ni el más experto
corren su velo de claridad.
Irrepetible su ser etéreo
rige los signos de su sentir,
más desde afuera, quien es ajeno,
jamás es hábil de predecir,
y en su conciencia que es su espejo
no hay juez que forme causa feliz.
Es el resorte que a veces habla
en el silencio del propio ser
que le propone en esa instancia
todo el misterio que habita en él.
No son las voces que en el pasado
fueron formando su conocer,
ni aquellas voces que en el presente,
altas se afanen en convencer,
las que le brinden el bien preciado
de reflejarlo tal como es.
Es sólo el eco que no es sonoro
y que responde dentro del ser,
que en el proceso de sus razones,
enciende luces al serle fiel.
muestra la fuerza de su razón
¡atrás las luchas que la encerraban,
logró su llave y definición!
Ni los más sabios del universo
tienen el hilo de su verdad,
ni el más prudente, ni el más experto
corren su velo de claridad.
Irrepetible su ser etéreo
rige los signos de su sentir,
más desde afuera, quien es ajeno,
jamás es hábil de predecir,
y en su conciencia que es su espejo
no hay juez que forme causa feliz.
Es el resorte que a veces habla
en el silencio del propio ser
que le propone en esa instancia
todo el misterio que habita en él.
No son las voces que en el pasado
fueron formando su conocer,
ni aquellas voces que en el presente,
altas se afanen en convencer,
las que le brinden el bien preciado
de reflejarlo tal como es.
Es sólo el eco que no es sonoro
y que responde dentro del ser,
que en el proceso de sus razones,
enciende luces al serle fiel.