domingo, 2 de noviembre de 2014

De tanto caminar...



Soneto imperfecto
¿ Por qué en tanta soledad me tienes
ahora cuando más te necesito?
Por qué, Señor, si yo te llamo a gritos
a socorrerme, presto, Tú no vienes?
¿Estás sordo, Dios mío? ¿Es que no sabes
cuánto dolor me aflige y me atormenta?
¿O es que, quizás, no caes en la cuenta
de que existo y te busco. Ya no cabe
más vacío en mi alma. 
Deshabitada y en tinieblas está sin tu presencia.
Y la luz de la fe tengo apagada.
Enciéndela, Señor, no haga tu ausencia
más amarga mi vida y más baldía.
¡Haz de mi noche oscura, un claro día! 


Alfredo Cortés Camacho.