jueves, 24 de septiembre de 2015

Poemas Orientales Leo Zelada

Gu ti shi para el maestro Li-Bai

«Caminando debajo de los cielos
zigzaguean mis pasos en amarillas azucenas
el resplandor de la luna cae ahora preciso en tu pálido rostro
Y levanto la cabeza pues acompañado de ti, Li bai, he olvidado mis penas».


Gu ti shi sobre el sendero de plata en el crepúsculo

Pequeña mía, me preguntas ¿por qué es que vivo rodeado de murallas?
Y atenuando mi amargura —milenaria— te respondo sin mover los labios:
«Los círculos de fuego, ¡hermosa ninfa!,
destruyen los bosques para ser sabios».


Yuefu para el inmortal desterrado

«Bebo acompañado solo de tus versos, venerable Li-Tai-Po,
porque sé que con el vino me llevarás contigo ante los dioses
aunque sólo sea un hombre sin sombra y sin reflejo de la luna en mi copa
pues tú sabio anacoreta con tu lira me conduces más allá de los montes
al final de los inviernos»


Sijo del amor

Una gota de lluvia, cae en tu nariz., transparente como el cuarzo
y se diluye tenue en la comisura de tus labios
¡Beatrice! Tú iluminas de arco iris mis párpados!