lunes, 18 de abril de 2016

A la violenta e injusta prosperidad

Ya llena de sí solo la litera 
Matón, que apenas anteyer hacía 
(flaco y magro malsín) sombra, y cabía, 
sobrando sitio, en una ratonera. 

Hoy, mal introducida con la esfera 
su casa, al sol los pasos le desvía, 
y es tropezón de estrellas; y algún día, 
si fuera más capaz, pocilga fuera. 

Cuando a todos pidió, le conocimos; 
no nos conoce cuando a todos toma; 
y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos. 

Sóbrale tanto cuanto falta a Roma; 
y no nos puede ver, porque le vimos: 
lo que fue esconde; lo que usurpa asoma.



Francisco de Quevedo



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