jueves, 15 de febrero de 2018

Celebración

Celebración

Quisiera otro lenguaje para hablar de estos días, otra voz
cuyo acento imitara el embate del mar contra tu cuerpo,
el reguero de gotas como una pupila multiplicada
sobre la sal inscrita de tu piel, sobre la piel escrita por la sal,
sobre la simple página que no espera a mis dedos
para mostrarse. Ven. La mañana es un largo balbuceo
de sí misma, un derroche de azul y de fulgores, un asombro
que no duda o remite en su afán de admirarse,
mientras la luz devora el aire y atraviesa las gaviotas
sobre el aplauso de las olas. Quisiera otro lenguaje
para hablar de la vida que esconde cada instante,
para hablar de tu voz sin que parezca mía, para hablar
de tu cuerpo que viene tuyo, maduro, con el ritmo
secreto de las aguas, del viento en los pinares, de la noche
que esconde toda luz, mientras cancelo la conciencia,
desnudo el pensamiento (te desnudo), mientras fijo el instante
al olvidarme de él, me abandono a la única certeza
que es no tener ninguna, mas desear tenerla,
junto a este mar antiguo que escribe y borra páginas
de un libro aun más antiguo, que es olas y es arena y es azul,
que entreveo únicamente cuando tú estás conmigo,
cuando tú, dura espuma, clara luz, permanece.


Tirso de Molina Coplas


De no hallar en mis amores
el número de mi mesa
sabe Dios cuánto me pesa.
Cuéstame hartos desvelos
celos bastardos, mal nacidos celos.
No soy carne ni pescado,
y aunque mi sazón es corta
sé muy bien lo que me importa.
Mi gusto aprendió en Toscana,
pues hallo el arte de amar
en el tropo variar.
Peor que el diablo soy si me resuelvo,
pues a puerta cerrada aún no me vuelvo.
Cúpome el número sexto,
mas yo he sido tan fiel
que jamás me acusé de él.
Puesto que no hay más que ver
en lo que llego a mirar,
aún hay más que desear.
Para la flecha de amor,
aunque aguda y penetrante,
tengo el pecho de diamante.
Aunque en orden a limpieza
todos dirán en mi abono
mejor cuelo que jabono.
No lloréis, ojos hermosos,
no lloréis.
Podrá ser que os engañéis.
Sin pundonor, sin melindres,
sin desdenes, vengo a ser
don calla a más no poder.