A la estrella nocturna¡Tú, ángel rubio de la noche,ahora, mientras el sol descansa en las montañas, enciendetu brillante tea de amor! ¡Ponte la radiante coronay sonríe a nuestro lecho nocturno!Sonríe a nuestros amores y, mientras corres losazules cortinajes del cielo, siembra tu rocío plateadosobre todas las flores que cierran sus dulces ojosal oportuno sueño. Que tu viento occidental duerma enel lago. Di el silencio con el fulgor de tus ojosy lava el polvo con plata. Presto, prestísimo,te retiras; y entonces ladra, rabioso, por doquier el loboy el león echa fuego por los ojos en la oscura selva.La lana de nuestras majadas se cubre contu sacro rocío; protégelas con tu favor.
Versión de E. Caracciolo
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