domingo, 21 de febrero de 2016

Carmen Boullosa

Abierta
I- Filo de luz...
Filo de la luz
fruta abierta que a la noche
vuelves fuego
y que a la llama cambias en fresco sentido:
llego a buscar tu aliento:
más sedienta:
pozo de amor que me asombras,
cántaro de día.

II- Metal intacto...
Metal intacto en la noche sin sombras de la piedra,
tinta oscura vaciada en tierra,
sereno barro virgen...
Cosa tras cosa fuera del yerrro,
todo elemento intacto,
antes del sí, del no, de toda forma,
como un molde vacío
o como un río de plata del que nadie puede abrevar
y que no tiene donde escanciarse.

III- En ti el aire se hace noble...
En ti el aire se hace noble,
costa de arena fina la piel,
la carne el mar extenso
y el amor más dulce, la más armónica marea.

IV- Agua profunda...
Agua profunda,
corriente que, sin ver jamás el monte,
sin conocer la selva,
diriges a tierra el mar,
el ciego.
agua en que mil formas me encuentras
siempre más libre que la luz del sol.

V- Lago de dos superficies...
Lago de dos superficies,
mar suspenso:
todo en la palma de tu mano,
como grano de luz,
con una placidez incomprensible:
no hay tiempo, no hay premura alguna,
eres cuanto espacio es posible:
no hay distancia. 

VI- Noches de velos ariscos, tus ojos...
Noches de velos ariscos, tus ojos:
mi carne, toda un lento eyacularse,
frente a ellos se muere,
se cierra más allá del tacto,
se niega toda puerta,
y como un misterio te encuentra,
dentro de sí,
oración milagrosa,
vedada alteración sin nombre
que me obliga a entregarme.