martes, 30 de septiembre de 2014

Bajo qué ramas, dí

Bajo qué ramas, di, bajo qué ramas
de verde olvido y corazón morado
la roja danza muerde tus talones
y te estrechan amantes amarillos.
       
Desde qué repentina lontananza
giras, me nombras, saltas entre el aire,
mientras yo permanezco absorto en sueños
aún dormida creyéndote en mi alcoba.
       
Qué plateada tristeza te reviste,
si alegre hasta tu alegre voz acudo,
los pies descalzos, para entrelazarme
sal paso de tu danza apresurada.
       
Dónde te vas cuando te vas y lloran
las colinas, a solas con tu nombre
para siempre, hasta oír al lado mío
tu voz que me pregunta a quién aguardo.



A.Gala


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lunes, 29 de septiembre de 2014

Canciones Desnudas

CANCIONES DESNUDAS

I
Dice el agua canciones desnudas
en la fuente de los sátiros.
Vamos todos ahí para cantar
y mojarnos:
se humedece el amor en las flores,
se licúan los pájaros;
agua se hace la boca
con tanto amor desbordado.
Entonces déjame vivir esta locura,
esta hora,
este cascabeleo mágico.
II
Entrégale una letra caníbal a tu amante.
Entrégale algún sol, la bestia en llamas.
Un jinete naranja
sobre un potro de azul encabritado
(o sobre un aire de ópalo).
Sobre nuestro silencio absorto hay
una caballería infatigable.
III
La tarde pasó desempolvando sus papeles:
como raro tarot
brotaron esas cartas que mandaste.
Ahí estaba mi suerte diseñada:
salía de las hojas el rumor
de los años que inútiles pasaron.
Porque el amor, cambiado de ciudad,
ya no acudía.


IV
Cortinas hay en el aire de la noche
(el aire oscuro como un gran mago).
Los gatos son profundamente mudos
de tan sabios.
Sólo la noche acontece en kilómetros
enormes: ¿dónde estamos?
Lo indivisible se cuartea,
se rompe el átomo.
Sólo la cara ensombrecida de la gente
acontece al otro lado
de la ventana.



sábado, 27 de septiembre de 2014

ANTONIO SANTOS TORRALBA

ECUACIÓN

Le he dado la vuelta al mundo,
la cama y la almohada.
He repasado calles, meses
y cuentas.
Y de nuevo
he borrado todo para empezar
de cero.

A ver,
a ti te he llamado
x. Sé que te gusta
más Sara, y que es mucho
más bonito Ariadna, pero x es nombre
de incógnita por antonomasia, y tú eres mujer
por definición.

Entonces, cuando los maniquís,
las escaleras de tu casa,
e incluso el humo de otros
cigarros te han reconocido
como x, me he puesto a tu lado
y me he llamado y. Sé que tampoco me pega,
pero suena más técnico y preciso
que llamarse Antonio,
y esto es una cosa muy seria.

Entre ambos, sumados,
restados, multiplicados, divididos
e imaginados:
tus bares, mis cervezas,
nuestros discos,
tus sonrisas, mis sueños,
nuestros libros,
tus quejas, mi aliento,
nuestra poesía,
tus fonemas, mis palabras,
nuestro destino.

Como decías que tenías dudas, siguiendo
los consejos de aquellos
maestros a los que no recuerdo
más que como un montón
de consejos,
he intentado aislar la x
para despejarla.
He pasado todo al otro lado
y lo he cambiado
de signo,
aunque hay cosas que no cambian
las pongas donde las pongas.
Propiedad conmutativa:
el orden de los corazones
no altera el amor.

El resultado era el mismo
de antes
de darle la vuelta
al mundo, la cama
y la almohada,
de repasar calles, meses
y cuentas,
de borrarlo todo para empezar
de cero
otra vez.

Después
de tirar el boli confundido
he cerrado los ojos, como tantos bares,
para ver la huella
de tu mirada
y el rastro que en ella deja el alma.

La cuenta está bien hecha.
repásala tú.


viernes, 26 de septiembre de 2014

Julia de Burgos

Canción de la verdad sencilla


No es él el que me lleva? 
Es mi vida que en su vida palpita. 
Es la llamada tibia de mi alma 
que se ha ido a cantar entre sus rimas. 
Es la inquietud de viaje de mi espíritu 
que ha encontrado en su rumbo eterna vía. 
El y yo somos uno. 
Uno mismo y por siempre entre las cimas; 
manantial abrazando lluvia y tierra; 
fundidos en un soplo ola y brisa; 
blanca mano enlazando piedra y oro; 
hora cósmica uniendo noche y día. 

El y yo somos uno. 
Uno mismo y por siempre en las heridas. 
Uno mismo y por siempre en la conciencia. 
Uno mismo y por siempre en la alegría. 

Yo saldré de su pecho a ciertas horas, 
cuando él duerma el dolor en sus pupilas, 
en cada eco bebiéndome lo eterno, 
y en cada alba cargando una sonrisa. 

Y seré claridad para sus manos 
cuando se vuelquen a trepar los días, 
en la lucha sagrada del instinto 
por salvarse de ráfagas suicidas. 

Si extraviado de senda, por los locos 
enjaulados del mundo, fuese un día, 
una luz disparada por mi espíritu 
le anunciará el retorno hasta mi vida. 

No es él el que me lleva? 
Es su vida que corre por la mía. 

Se recogió la vida para verme pasar. 
Me fui perdiendo átomo por átomo de mi carne 
y fui resbalándome poco a poco al alma. 

Peregrina en mí misma, me anduve un largo instante. 
Me prolongué en el rumbo de aquel camino errante 
que se abría en mi interior, 
y me llegué hasta mí, íntima. 

Conmigo cabalgando seguí por la sombra del tiempo 
y me hice paisaje lejos de mi visión. 

Me conocí mensaje lejos de la palabra. 
Me sentí vida al reverso de una superficie de colores y formas. 
Y me vi claridad ahuyentando la sombra vaciada en la tierra desde el hombre. 

* * * * 

Ha sonado un reloj la hora escogida de todos. 
¿La hora? Cualquiera. Todas en una misma. 
Las cosas circundantes reconquistan color y forma. 
Los hombres se mueven ajenos a sí mismos 
para agarrar ese minuto índice 
que los conduce por varias direcciones estáticas. 

Siempre la misma carne apretándose muda a lo ya hecho. 
Me busco. Estoy aún en el paisaje lejos de mi visión. 
Sigo siendo mensaje lejos de la palabra. 

La forma que se aleja y que fue mía un instante 
me ha dejado íntima. 
Y me veo claridad ahuyentando la sombra 
vaciada en la tierra desde el hombre.



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Palpar

Palpar 

Mis manos 
abren las cortinas de tu ser 
te visten con otra desnudez 
descubren los cuerpos de tu cuerpo 
Mis manos 
inventan otro cuerpo a tu cuerpo 

Octavio Paz 



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jueves, 25 de septiembre de 2014

José Vte. Navarro Rubio, poeta de Cuenca



Nacer y en la lejanía volver a nacer
todos los días.
Consumado martirio avivado por el ajetreo de un tren que me lleva
allí donde los delirios forman parte de mi vida presente
y me atormentan.
La ciudad piramidal esconde sus momias en las neveras
y los sumos sacerdotes veneran
a un Rey divino que de tanto esperarlo
ya no me queda ni la más pizca paciencia.
Barrios de jornaleros crecen en las afueras
como si fueran colmenas
y al tiempo de la primavera todas salen
nadie queda
más que las holgazanas y la Reina
y de esta forma ayudamos
a que el mundo huela a miel de romero y a canela.


José Vte. Navarro Rubio


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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Rugiente pasión

Rugiente pasión ardía
en el alma del doncel;
fuera de Ella nada había
en el mundo para él.

-Lo que a tu capricho cuadre
- dijo a su amada -- lo haré,
si las joyas de mi madre
me pides, te las daré!

Y ella, infame como hermosa,
dijo en horrible fruición:
- ¡Sus joyas? ¡Son poca cosa!
¡Yo quiera su corazón!

En fuego impuro él ardiendo
hacia su madre corrió
y al punto su pecho abriendo
el corazón le arrancó.

Tan presuroso volvía
la horrible ofrenda a llevar,
que, tropenzando en la vía,
fué por el suelo a rodar.

Y brotó un acento blando
del corazón maternal
al ingrato preguntando:
- Hijo, ¿ No te has hecho mal ?


V. Balguer

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lunes, 22 de septiembre de 2014

ROBÁNDOME EL TIEMPO.


Me robé el tiempo y lo guardé en mi bolsillo,
decidí tomar los momentos que trascienden
y multiplicarlos al infinito, 
elegí ser yo, quien enciende los minutos
para que las manecillas soltaran el control de los instantes,
me robé los segundos traducidos en sonrisas,
capturé los latidos y desajusté el ritmo
…Me obsesioné con el desequilibrio.

Me concentré en desmesurar la alegría,
conecté el interior con la mirada,
nadé al núcleo de mis sentidos 
para llenar de energía las horas,
volteé mis pies y puse pasos en mi cabeza.
Ahora camino descalza…Ahora floto en el tiempo.
Marifer Arzate.


sábado, 20 de septiembre de 2014

Alfonsina Storni, Esta tarde

Ahora quiero amar algo lejano...
Algún hombre divino
Que sea como un ave por lo dulce,
Que haya habido mujeres infinitas
Y sepa de otras tierras, y florezca
La palabra en sus labios, perfumada:
Suerte de selva virgen bajo el viento...

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
Blanda y tranquila como espeso musgo,
Tiembla mi boca y mis dedos finos,
Se deshacen mis trenzas poco a poco.

Siento un vago rumor... Toda la tierra
Está cantando dulcemente... Lejos
Los bosques se han cargado de corolas,
Desbordan los arroyos de sus cauces
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos
Que estoy sonañdo embelesada...

Pero
Ya está bajando el sol de los montes,
Las aves se acurrucan en sus nidos,
La tarde ha de morir y él está lejos...
Lejos como este sol que para nunca
Se marcha y me abandona, con las manos
Hundidas en las trenzas, con la boca
Húmeda y temblorosa, con el alma
Sutilizada, ardida en la esperanza
De este amor infinito que me vuelve
Dulce y hermosa...

viernes, 19 de septiembre de 2014

César Vallejo, Bordas de Hielo

BORDAS DE HIELO

Vengo a verte pasar todos los días,

vaporcito encantado siempre lejos…

¡Tus ojos son dos rubios capitanes;

tu labio es un brevísimo pañuelo

rojo que ondea en un adiós de sangre!

Vengo a verte pasar; hasta que un día,

embriagada de tiempo y de crueldad,

vaporcito encantado siempre lejos,

¡la estrella de la tarde partirá!

Las jarcias; vientos que traicionan; vientos

¡de mujer que pasó!

Tus fríos capitanes darán orden;

¡y quien habrá partido seré yo…!



jueves, 18 de septiembre de 2014

Julia de Burgos



Que adónde voy con esas caras tristes 
y un borbotón de venas heridas en mi frente?
Voy a despedir rosas al mar,
a deshacerme en olas más altas que los pájaros,
a quitarme caminos que ya andaban en mi corazón como raíces...
Voy a perder estrellas,
y rocíos,
y riachuelitos breves donde amé la agonía que arruinó
        mis montañas
y un rumor de palomas
especial,
y palabras...
Voy a quedarme sola, POEMA CON LA TONADA ÚLTIMA
¿Que adónde voy con esas cara
sin canciones, ni piel,
como un túnel por dentro, donde el mismo silencio
          se enloquece y se mata.
¿Que adónde voy con esas caras tristes 
y un borbotón de venas heridas en mi frente?
Voy a despedir rosas al mar,
a deshacerme en olas más altas que los pájaros,
a quitarme caminos que ya andaban en mi corazón como raíces...
Voy a perder estrellas,
y rocíos,
y riachuelitos breves donde amé la agonía que arruinó
        mis montañas
y un rumor de palomas
especial,
y palabras...
Voy a quedarme sola,
sin canciones, ni piel,
como un túnel por dentro, donde el mismo silencio
          se enloquece y se mata.


miércoles, 17 de septiembre de 2014

Coplas mundanas de Antonio Machado

Poeta ayer, hoy triste y pobre 
filósofo trasnochado, 
tengo en monedas de cobre 
el oro de ayer cambiado. 

Sin placer y sin fortuna, 
pasó como una quimera 
mi juventud, la primera... 
la sola, no hay más que una: 
la de dentro es la de fuera. 

Pasó como un torbellino, 
bohemia y aborrascada, 
harta de coplas y vino, 
mi juventud bien amada. 

Y hoy miro a las galerías 
del recuerdo, para hacer 
aleluyas de elegías 
desconsoladas de ayer. 

¡Adiós, lágrimas cantoras, 
lágrimas que alegremente 
brotabais, como en la fuente 
las limpias aguas sonoras! 

¡Buenas lágrimas vertidas 
por un amor juvenil, 
cual frescas lluvias caídas 
sobre los campos de abril! 

No canta ya el ruiseñor 
de cierta noche serena; 
sanamos del mal de amor 
que sabe llorar sin pena. 

Poeta ayer, hoy triste y pobre 
filósofo trasnochado, 
tengo en monedas de cobre 
el oro de ayer cambiado.


martes, 16 de septiembre de 2014

La Blanca Soledad de Leopoldo Lugones


LA BLANCA SOLEDAD
Bajo la calma del sueño,
calma lunar de luminosa seda,
la noche
como si fuera
el blanco cuerpo del silencio,
dulcemente en la inmensidad se acuesta.
Y desata
su cabellera,
en prodigioso follaje de alamedas.

Nada vive sino el ojo
del reloj en la torre tétrica,
profundizando inútilmente el infinito
como un agujero abierto en la arena.
El infinito.
Rodado por las ruedas
de los relojes,
como un carro que nunca llega.

La luna cava un blanco abismo
de quietud, en cuya cuenca
las cosas son cadáveres
y las sombras viven como ideas.
Y uno se pasma de lo próxima
que está la muerte en la blancura aquella.
De lo bello que es el mundo
poseído por la antigüedad de la luna llena.
Y el ansia tristísima de ser amado,
en el corazón doloroso tiembla.

Hay una ciudad en el aire,
una ciudad casi invisible suspensa,
cuyos vagos perfiles
sobre la clara noche transparentan,
como las rayas de agua en un pliego,
su cristalización poliédrica.
Una ciudad tan lejana,
que angustia con su absurda presencia.

¿Es una ciudad o un buque
en el que fuésemos abandonando la tierra,
callados y felices,
y con tal pureza,
que sólo nuestras almas
en la blancura plenilunar vivieran?...

Y de pronto cruza un vago
estremecimiento por la luz serena.
Las líneas se desvanecen,
la inmensidad cámbiase en blanca piedra
y sólo permanece en la noche aciaga
la certidumbre de tu ausencia.

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domingo, 14 de septiembre de 2014

Ante la injusta prosperidad

Ya llena de sí solo la litera 
Matón, que apenas anteyer hacía 
(flaco y magro malsín) sombra, y cabía, 
sobrando sitio, en una ratonera. 

Hoy, mal introducida con la esfera 
su casa, al sol los pasos le desvía, 
y es tropezón de estrellas; y algún día, 
si fuera más capaz, pocilga fuera. 

Cuando a todos pidió, le conocimos; 
no nos conoce cuando a todos toma; 
y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos. 

Sóbrale tanto cuanto falta a Roma; 
y no nos puede ver, porque le vimos: 
lo que fue esconde; lo que usurpa asoma.



Francisco de Quevedo


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sábado, 13 de septiembre de 2014

No soy gaviota

Me siento aturdida por momentos
¿donde estaras? me pregunto tristemente.
Mi vista te busca y no te encuentro...
¿mi recuerdo aún estara en tu mente?
Un día a la playa me fui a caminar
buscando enterrarte en las arenas del mar...
pero entre la blanca espuma me sonreías
y entonces supe que olvidarte no podría.
Quise ser un lucero resplandeciente
y en el infinito cielo por siempre estar
para mirar hacia abajo y poder verte
aunque tú no lo supieras jámas.
Pensé luego en ser como el azul marullo
y besar la arena que en la orilla está.
Tiernamente, con mis aguas azules te baño
y de mi lado no te volverías a apartar.
Desee entonces ser gaviota blanca y libre
hacia tu destino... volar y volar.
A través de furiosas tormentas y tempestades
finalmente a tu lado poder llegar...
Al final me di cuenta que son deseos.
Imposibles fantasias que yo misma cree
no soy gaviota, ni ola o lucero
soy simplemente una mujer




viernes, 12 de septiembre de 2014

Casona


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Faber Padre, El valor de una sonrisa

Valor de una sonrisa 


Dona una sonrisa 
Alegra el corazón: 
Enriquece a quienes reciben 
Sin empobrecer a quienes dan. 
Dura sólo un instante 
Pero su memoria sigue siendo largo. 

Ninguno es tan rico 
Ser capaz de prescindir de 
Ni tan pobre que no puede dar. 
La sonrisa crea felicidad en la familia 
Ofrece apoyo en el trabajo 
Y es una señal tangible de la amistad. 

Una sonrisa alivia el cansancio, 
Renueve su valor en los ensayos 
Y la tristeza es la medicina. 

Y si esas reuniones no ofrecen, 
Sea generoso y se dirigen a él su: 
Nadie necesita una sonrisa tanto 
Como alguien que no sabe darle. 




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jueves, 11 de septiembre de 2014

Caballo pastando en Cantabria





Cantabria, caballo pastando 




Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-1984), Mano entregada

Mano entregada 


Pero otro día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce que sí se empapa del amor hermoso.
Es por la piel secreta, secretamente abierta, invisiblemente entreabierta,
por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;
por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias,
para rodar por ellas en tu escondida sangre,
como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente oscura te besara
por dentro, recorriendo despacio como sonido puro
ese cuerpo que ahora resuena mío, mío poblado de mis voces profundas,
oh resonado cuerpo de mi amor, oh poseído cuerpo, oh cuerpo sólo sonido de mi voz poseyéndole.
Por eso, cuando acaricio tu mano sé que sólo el hueso rehúsa
mi amor -el nunca incandescente hueso del hombre-.
Y que una zona triste de tu ser se rehúsa,
mientras tu carne entera llega un instante lúcido
en que total flamea, por virtud de ese leve contacto de tu mano,
de tu porosa mano suavísima que gime,
tu delicada mano silente, por donde entrodespacio, despacísimo, secretamente en tu vida,
hasta tus venas hondas totales donde bogo,
donde te pueblo y canto completo entre tu carne.



Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-1984)


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Santillana




No fué ni el amarillo, ni el azul

Javier Baldessari

No fue ni el amarillo
descendiendo en silencio,
sobre esos rostros perfumados de noche,
ni un azul decadente de neón
de cartelerías indescifrables a la distancia;
tampoco ese propio color
que trae el fresco,
gris o plata
penetrando entre las mesas,
dándonos un maquillaje
de tenue melancolía,
de sensación de lo venidero,
de lo que vendría y lo sentía
carraspear con el viento
poblando mis  manos
de probable escritura,
de inminente palabra
ni mucho menos fue el color opaco
o el sonido con color y opaco
de esas horas
fue el rojo,
fue sólo eso fue: el rojo
tonalidad de una prenda que enarbolabas
que encendía la noche y la invocaba
como si el invierno fuese
una palabra inútil, que con frío
pasase inmutable
mientras encendías un cigarrillo
y fumabas ajena
en aquellos días tuyos