martes, 17 de octubre de 2017

Carmen Boullosa Noche de velos ariscos

Noches de velos ariscos, tus ojos...
Noches de velos ariscos, tus ojos: 
mi carne, toda un lento eyacularse, 
frente a ellos se muere, 
se cierra más allá del tacto, 
se niega toda puerta, 
y como un misterio te encuentra, 
dentro de sí, 
oración milagrosa, 
vedada alteración sin nombre 
que me obliga a entregarme.


Tu cuerpo pulsado por sí mismo...
Tu cuerpo pulsado por sí mismo 
es en mis oídos viento claro y fresco, 
sonido limpio del cobre y del aliento: 
eres tus labios rezumantes de lima, 
eres tus ojos recubiertos de bruma, 
eres tu mano fina ciñéndose sierva: 
porque en ti anida el mar, eres su guía, 
y de ti la más torpe raíz bebe su espina: 
porque tú eres el viento 
y eres también la roca virgen 
que muchos metros ocultan.