sábado, 16 de mayo de 2015

Esa barita de limonero.

Esa barita fina de limonero
que cimbrea cuando lo toca 
mi Paola pequeña, mi gran lucero, 
me da fuerzas  todo el día,
¡ cómo la espero !


Cuando sonríe al ver las hojas
cómo se mueven,
cuando toca limones y
hasta los huele,
siento que mis años, ya no son tantos
y mi nieta de meses, me va quitando.

Cada mañana viene, con su sonrisa
cada mañana vuelve, a estar  conmigo
y rie y  rie  y en cada risa  suya yo la bendigo,
su madre no lo sabe y no lo digo
porque todavía me asustan las realidades 
pero su regalo ha sido.
como una rosa fresca a tanto olvido.


c.valcarcel



Nicanor Parra Coplas del Vino






Nervioso, pero sin duelo
a toda la concurrencia
por la mala voz suplico
perdón y condescendencia.

Con mi cara de ataúd
y mis mariposas viejas
yo también me hago presente
en esta solemne fiesta.


¿Hay algo, pregunto yo
más noble que una botella
de vino bien conversado
entre dos almas gemelas?


El vino tiene un poder
que admira y que desconcierta
transmuta la nieve en fuego
y al fuego lo vuelve piedra.


El vino es todo, es el mar
las botas de veinte leguas
la alfombra mágica, el sol
el loro de siete lenguas.


Algunos toman por sed
otros por olvidar deudas
y yo por ver lagartijas
y sapos en las estrellas.


El hombre que no se bebe
su copa sanguinolenta
no puede ser, creo yo
cristiano de buena cepa.


El vino puede tomarse
en lata, cristal o greda
pero es mejor en copihue
en fucsia o en azucena.


El pobre toma su trago
para compensar las deudas
que no se pueden pagar
con lágrimas ni con huelgas.


Si me dieran a elegir
entre diamantes y perlas
yo elegiría un racimo
de uvas blancas y negras.


El ciego con una copa
ve chispas y ve centellas
y el cojo de nacimiento
se pone a bailar la cueca.


El vino cuando se bebe
con inspiración sincera
sólo puede compararse
al beso de una doncella.


Por todo lo cual levanto
mi copa al sol de la noche
y bebo el vino sagrado
que hermana los corazones.



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