miércoles, 25 de marzo de 2015

José de Espronceda En el mar del mundo

¡Ay! En el mar del mundo, en ansia ardiente
De amor volaba; el sol de la mañana
Llevaba yo sobre mi tersa frente,
Y el alma pura de su dicha ufana:
Dentro de ella, el amor, cual rica fuente
Que entre frescura y arboledas mana,
Brotaba entonces abundante río
De ilusiones y dulce desvarío.
Yo amaba todo: Un doble sentimiento
Exaltaba mi ánimo, y sentía
En mi pecho un secreto movimiento
De grandes hechos generoso guía.
La libertad, con su inmortal aliento,
Santa diosa, mi espíritu encendía,
Continuo imaginando en mi fe pura
Sueños de gloria al mundo y de ventura.
El puñal de Catón, La adusta frente
Del noble Bruto, la constancia fiera
Y el arrojo de Scévola valiente,
La doctrina de Sócrates severa,
La voz atronadora y elocuente
Del orador de Atenas, la bandera
Contra el tirano macedonio alzando
Y al espantado pueblo arrebatando.