miércoles, 25 de noviembre de 2015

El Indio echado Joaquín Pasos

EL INDIO ECHADO

Bien pueden decir que es tarde,
que pronto será de noche.
Que llamen a Pedro, y a Juan,
para encender las luces.
Que llamen también a mis hijos
y les muestren con ira mi modorra...
¡Mi bella modorra, y mis lindos hijos
que no he tenido tiempo de procrear todavía!
Pero pronto dirán que es tarde,
mas yo diré que pronto será de noche
y entonces procrearé un hijo, o dos.
Me siento sobre mi propio cuerpo;
inmóvil, a contemplar a mi sombra que hace gestos de pereza.
Llévenme sin tocarme bajo el árbol más inactivo
desde donde se divisa el molino que no gira,
el recodo de aguas estancadas,
el cementerio de los pájaros...
Que llamen a otros para que les cuenten cómo es esto.
Que llamen a mis hijos, a mis lindos hijos
a quien dejo, antes de morir, mi más cariñoso bostezo. 




lunes, 23 de noviembre de 2015

Arribo, por Ana Isabel Illueca

Ana Isabel Illueca

Arribo, por
Ana Isabel Illueca
Era un pequeño dios
terso y lozano.
¿Mi primer hijo?...
¿El último bebé
de un aguinaldo?...
Era un pequeño dios
que vino al mundo
para ser de su madre
el soberano.

domingo, 22 de noviembre de 2015

LA CANCION DEL CAMINO de José Sanchez Chocano


LA CANCION DEL CAMINO
Era un camino negro.
La noche estaba loca de relámpagos. Yo iba
en mi potro salvaje
por la montañosa andina.
Los chasquidos alegres de los cascos,
como masticaciones de monstruosas mandíbulas
destrozaban los vidrios invisibles
de las charcas dormidas.
Tres millones de insectos
formaban una como rabiosa inarmonía.
Súbito, allá, a lo lejos,
por entre aquella mole doliente y pensativa
de la selva,
vi un puñado de luces, como un tropel de avispas.
¡La posada! El nervioso
látigo persignó la carne viva
de mi caballo, que rasgó los aires
con un largo relincho de alegría.
Y como si la selva
comprendiese todo, se quedó muda y fría.
Y hasta mí llegó, entonces,
una voz clara y fina
de mujer que cantaba. Cantaba. Era su canto
una lenta... muy lenta... melodía:
algo como un suspiro que se alarga
y se alarga y se alarga... y no termina.
Entre el hondo silencio de la noche,
y a través del reposo de la montaña,
oíanse los acordes
de aquel canto sencillo de una música íntima,
como si fuesen voces que llegaran
desde la otra vida..
Sofrené ml caballo;
y me puse a escuchar lo que decía:
- Todos llegan de noche,
todos se van de día...
Y, formándole dúo,
otra voz femenina
completó así la endecha
con ternura infinita:
- El amor es tan sólo una posada
en mitad del camino de la vida.
Y las dos voces, luego,
a la vez repitieron con amargura rítmica:
- Todos llegan de noche,
y todos se van de día ...
Entonces, yo bajé de mi caballo
y me acosté en la orilla
de una charca.
Y fijo en ese canto que venía
a través del misterio de la selva,
fui cerrando los ojos al sueño y la fatiga.
Y me dormí, arrullado; y, desde entonces,
cuando cruzo las selvas por rutas no sabidas,
jamás busco reposo en las posadas;
y duermo al aire libre mi sueño y mi fatiga,
porque recuerdo siempre
aquel canto sencillo de una música íntima:
- Todos llegan de noche,
todos se van de día!
El amor es tan sólo una posada
en mitad del camino de la vida...


sábado, 21 de noviembre de 2015

OBRAS DE CONVERSACIÓN Y PASATIEMPO Cristobal Castillejo


CONTRA LOS ENCARECIMIENTOS DE LAS COPLAS ESPAÑOLAS
Estando comigo a solas,
Me viene un antojo loco
De burlar con causa un poco
De las trovas españolas
Al presente;
De aquellas principalmente
Muy altas, encarescidas,
Excellentes y polidas,
Que mucho estima la gente;
Y de aquellos estremados
Que por estilo perfeto
Sacan del pecho secreto
Hondos amores penados.
Son del cuento
Garci-Sánchez y otros ciento
Muy gentiles caballeros,
Que por caos cancioneros
Echan sospiros al viento.
No se me achaque o levante
Que me meto a decir mal
De aquel subido metal
De su decir elegante;
Antes siento
Pena de ver sin cimiento
Un tan gentil edificio,
Y unas obras tan sin vicio
Sobre ningún fundamento.
Los requiebros y primores
¿Quién los niega, de Boscán,
Y aquel estilo galán
Con que cuenta sus amores?
Mas trovada
Una copla muy penada,
El mesmo confesará
Que no sabe dónde va
Ni se funda sobre nada.
Aunque no por un tenor,
Todos van por un camino;
También sabe Guardamino
Quexar su mal y dolor
Sin paciencia;
No hay dél otra diferencia.
Al que se cuelga de un hilo,
Que no ser tal el estilo
Sobre la mesma sentencia.
Y de aquí debe venir
Que contando sus pasiones,
Las más comparaciones
Van a parar en morir;
Van de suerte
Que nunca salen de muerte
O de perderse la vida;
Quitaldes esta guarida,
No habrá copla que se acierte.
Por donde los trovadores
Son de burlas y reír
Que no se dan a escrebir
Sino penas y dolores.
¡Cosa vana,
Que la lengua castellana,
Tan cumplida y singular,
Se haya toda de emplear
En materia tan liviana!
Coplas dulces, placenteras,
No pecan en liviandad,
Pero pierde autoridad
Quien las escribe de veras,
Y entremete
El seso por alcahuete
En los misterios de amor;
Cuanto más si el trovador
Pasa ya del caballete.
Y algunos hay, yo lo sé,
Que hacen obras fundadas
De coplas enamoradas,
Sin tener causa por qué.
Y esto está
En costumbre tanto ya,
Que muchos escriben penas
Por remedar las ajenas,
Sin saber quién se las da.
Pero digo que arda en ellas
De los pies a la cabeça,
Decidme, ¿a quién endereça
Sus coplas y sus querellas?
Si las vende
A la dama que le prende,
¿Qué mayor desaventura
Que hablar por escritura
Con quien sé que no la entiende?
Cuanto más que ni leer
Las más saben ni escrebir.
Y en el dar o rescibir
Aún hay algo que hacer.
Mal mascada
Vais, copla desventurada,
Y la que más os estima
Devana su seda encima,
Y quedáis vos allí aislada.
Ved qué donoso presente,
Que la que más fe aventura
Por gozar d'esta locura,
Ni la gusta ni la siente;
Y el provecho,
Es que por vuestro derecho,
Alguna dama loquilla,
Dirá por gran maravilla:
"¡Ay, qué coplas que me han hecho!"
Pues si donde era razón
Tan pequeño fruto hacen,
Con los demás, aunque aplacen,
Deshonesta cosa son,
Y muy vano
Exercicio, y aun profano,
Publicar yo mis flaquezas,
Liviandades y baxezas,
Y escrebirlas de mi mano.
Sobra de bien y pan tierno
Hace que los amadores
Comparen el mal de amores
A las penas del Infierno.
Tú, Cupido,
Estás muy favorescido
Pensando que aquello es,
Mas donde hay dolor francés
El tuyo queda en olvido.
Final
Coplas y locuras mías,
Vuestro tiempo se ha llegado
Para aliviar el enfado
Destos trabajosos días.
Todas pasaréis por buenas,
Siendo aquel que os da favor,
Por natura mi señor,
Y por suerte mi Mecenas.






viernes, 20 de noviembre de 2015

Viejo Estribillo de A,amo Nervo

VIEJO ESTRIBILLO 



¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,
de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?
-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,
es un rayo de luna...
¿Quién gritando mi nombre la morada recorre?
¿Quién me llama en las noches con tan trémulo acento?
-Es un soplo de viento que solloza en la torre,
es un soplo de viento...
Di, ¿quién eres, arcángel cuyas alas se abrasan
en el fuego divino de la tarde y que subes
por la gloria del éter? -Son las nubes que pasan;
mira bien, son las nubes...
¿Quién regó sus collares en el agua, Dios mío?
Lluvia son de diamantes en azul terciopelo...
-Es la imagen del cielo que palpita en el río,
es la imagen del cielo...
¡Oh, Señor! La belleza sólo es, pues, espejismo!
nada más Tú eres cierto, sé Tú mi último Dueño.
¿Dónde hallarte, en el éter, en la tierra, en mí mismo?
-Un poquito de ensueño te guiará en cada abismo,
un poquito de ensueño...


jueves, 19 de noviembre de 2015

Vicente Huidobro LA POESÍA ES UN ATENTADO CELESTE

LA POESÍA ES UN ATENTADO CELESTE

Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que me han esperado muchos años
Se cansaron de esperarme y se sentaron
Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse
Y yo querría el de ellos para expresarlos
He aquí el equívoco el atroz equívoco
Angustioso lamentable
Me voy adentrando en estas plantas
Voy dejando mis ropas
Se me van cayendo las carnes
Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas
Me estoy haciendo árbol Cuántas cosas me he ido convirtiendo en
[otras cosas...
Es doloroso y lleno de ternura
Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio



http://www.manosalarte.com/vicentehuidobro.html


miércoles, 18 de noviembre de 2015

Poema de: HILARIO ASCASUBI (1807 - 1875)



LA ENCUHETADA
Hoy hará una trasnochada
apretando el imprentero,
y allá al rayar el lucero
piensa acabar mi versada.
Siendo ansí, a la madrugada
le echaré en la población;
pero antes hago intención
(se lo alvierto por si acaso)
de ir a pegarle un albazo
llevándosela, patrón.
Por ahora voy a largar
solamente el primer trozo,
y hay otro más cosquilloso,
que después le he de atracar
hasta hacerlo corcoviar
a ese conde Palmetón;
y le asiguro, patrón,
que no desprecio a otro inglés,
más que a ese maula, y después
a otro de un zaíno rabón.
Conque, va sabe, temprano,
mañana al venir el día,
me cuelo en la imprentería
de Hernández el Valenciano,
y me agarro mano a mano
a cimarroniar con él:
y en cuanto acabe el papel
dándomelo, de ahi mesmito,
me guasquiaré, patroncito,
a su casa de tropel.
Verá, señor, con qué esmero
ha pintao la estampería,
que le ha hecho a mi versería
Musiú Lebas, el santero.
¡Ah, francés, lindo!, ansí quiero
pagarle muy rigular;
y ansí tienen que alumbrar
los que pretiendan libritos,
con diez y ocho vintencitos
al tiro y sin culanchear.
Su amigo, Luciano Callejas.


martes, 17 de noviembre de 2015

Estanislao del Campo

El alma del que sufre es noche triste: 

Toldada está por el pesar sombrío,

Y las amargas lágrimas que vierte

Son, Lucila, sus gotas de rocío 

Halla quien nace bajo estrella amiga, 

Florida primavera en su existencia, 

Y hasta el cielo, propicio, le sonríe 

Del éter tras la clara transparencia. 

Tú de mi amante corazón conoces 

El secreto, Lucila, doloroso: 

Aunque sólo de lejos, has oído 

Su gemido profundo y angustioso.

Tú no sufriste ni lloraste nunca: 

Tu vida, solo ha sido una alborada 

Teñida, cual las plumas de un flamenco,

Por una luz dulcísima y rosada. 

El fuego del amor que por ti siento, 

Voraz, inextinguible, ya ha tornado 

En cenizas las flores de mi alma. 

¡La lava del volcán invadió el prado!

Tus amores de niña sólo fueron 

Blandos gorjeos de canoras aves,

Brisas del sentimiento, juguetonas, 

de las flores del alma, aromas suaves. 

Tú, en el romance de la vida mía, 

De mi existencia en la novela triste,

Hasta hoy llenaste el doloroso cuadro,

Hasta hoy, Lucila, la heroína fuiste.

Yo pasé por el cielo de tu vida 

Como una nube que arrebata el viento,

Sin dejar un recuerdo en tu memoria, 

Sin despertar en tu alma un sentimiento.

Tú eres el agua que me roza el labio, 

La fruta que el sentido me enajena, 

Y un Tántalo yo soy que en vano agito 

Los anillos de mi áspera cadena. 

Yo soy, Lucila, a tus divinos ojos, 

Estrellas de brillantes resplandores,

Más bien que tu amador, un jardinero 

De quien recibes con desdén las flores.

Tú eres la inconmovible y desdeñosa,

Aunque gentil y bella castellana; 

Yo, el trovador que canta al pie del muro 

Sin que se abra a su acento tu ventana. 

Tú eres el astro que en el cielo gira

Derramando su lumbre refulgente: 

Yo, el satélite humilde, condenado 

A seguir ese giro eternamente.

Tu eres la llama que la brisa leve 

Hace ondular, apenas, cariñosa;

Yo, la víctima triste de ese fuego, 

la pobre, enamorada mariposa. 

Tú, las aguas tranquilas de tu vida 

Surcarás dando el lino al blando viento,

Como el céfiro corre entre las flores, 

Como cruza la luna el firmamento.

Yo, el desierto, Lucila, de la mía

Recorreré infelice peregrino, 

Mojando con el llanto de mis ojos 

Las espinas y piedras del camino.

Yo, en ese largo, fatigoso viaje, 

En mi alma llevaré tu imagen bella.

Tú... ¡ni tan solo pedirás al cielo

Un rayo de luz para mi huella! ¡ADIÓS! 


http://www.manosalarte.com/estanislaodelcampo.html


lunes, 16 de noviembre de 2015

La lágrima de Esteban Echeverría

LA LÁGRIMA

Enjuga, enjuga esa preciosa perla
que para herir cristalizó el amor:
ella deslumbra el corazón que al verla
hierve de nuevo en criminal ardor.

No venga, no, de tus hermosos ojos
astros de vida el brillo a oscurecer;
no venga infausta a presagiar enojos,
ni amortiguar tu bello rosicler.

Chispa divina del sagrado fuego
que infundió a tu alma celestial piedad
ella es, y deja al desdichado ciego
que vaga envuelto en triste oscuridad.

¿Por qué llorar? De las pasiones fieras
tú no has sentido el devorante ardor;
siempre te halagan auras lisonjeras,
nunca te asalta el frígido escozor.

¿Por qué llorar? Un misterioso velo
te encubre aún arcanos del vivir;
tu alma es más pura que la luz del cielo,
todo a tu anhelo miras sonreír.

¿Por qué llorar? Impresa en la memoria
no llevas, no, la sombra del pesar;
gozas de un ángel la inefable gloria,
tu sueño guarda un ángel tutelar.

Mas ¡ay! que veo tu pupila ardiente
toda anegada en lloro virginal;
mas ¡ay! que asoma en tu lozana frente
del infortunio el precursor fatal.

Dale a mi mano el enjugar tus ojos;
mas ¡ah! que vierten fuego abrasador:
y yo insensato, para más enojos,
ni llorar puedo ni sentir amor.

http://www.poesiascortas.es

domingo, 15 de noviembre de 2015

poesías líricas

¡Ya no más, ceguezuelo hermano,
ya no más!
Baste lo flechado, Amor,
más munición no se pierda;
afloja al arco la cuerda
y la causa a mi dolor;
que en mi pecho tu rigor
escriben las plumas juntas,
y en las espaldas las puntas
dicen que muerto me has.
¡Ya no más, ceguezuelo hermano,
ya no más!
Para el que a sombras de un roble
sus rústicos años gasta,
el segundo tiro basta,
cuando el primero no sobre;
basta para un zagal pobre
la punta de un alfiler;
para Bras no es menester
lo que para Fierabrás.
¡Ya no más, ceguezuelo hermano,
ya no más!
[Gran vergüenza tuya es
que pongas el mismo afán
en traspasar un gabán
que en enclavar un arnés.
Pues ya rendido a tus pies,
envuelto en mi sangre lloro,
no des al viento más oro
con las flechas que le das.
¡Ya no más, ceguezuelo hermano,
ya no más!]
Tan asaeteado estoy,
que me pueden defender
las que me tiraste ayer
de las que me tiras hoy;
si ya tu aljaba no soy,
bien a mal tus armas echas,
pues a ti te faltan flechas
y a mí donde quepan más.
¡Ya no más, ceguezuelo hermano,
ya no más!



sábado, 14 de noviembre de 2015

ESE BUSTO DE YESO Bernardo Ruben Ortiz de Montellano


Ese busto de yeso que respira
lunas de noche antiguas y metales
rodillas mutiladas desiguales
que si la noche cubre el sueño mira.
Esa mano de flores que conspira
al abrir y cerrar dedos cristales,
sonrisa y caracol en espirales,
ajeno mar donde la voz expira.
Estos ojos de verdes vegetales
que el fuego muerto de los goces gozan
y a lo oscuro me miran inmortales.
Y esta sombra de luz donde se rozan
las lamas y los cuerpos reposan.
Vivos sueños, bellezas funerales.


viernes, 13 de noviembre de 2015

AUNQUE NO ESTOY CONFORME Jacobo Cárcava



Aunque no estoy conforme,
yo agradezco a la vida porque he vivido pobre.
Tal vez si fuera rico tendría el alma dura 
y sordos los oídos
y cerrados los ojos.
Tal vez si fuera rico, mi verso -caracol humano-
no sería esta recia repercusión de pueblos
enloquecidos de hambre.
Aunque no estoy conforme,yo agradezco a la vida!



jueves, 12 de noviembre de 2015

La sombra del agua Jaime Sabines

ES LA SOMBRA DEL AGUA...

Es la sombra del agua
y el eco de un suspiro,
rastro de una mirada,
memoria de una ausencia,
desnudo de mujer detrás de un vidrio.
Está encerrada, muerta -dedo
del corazón, ella es tu anillo-,
distante del misterio,
fácil como un niño.
Gotas de luz llenaron
ojos vacíos,
y un cuerpo de hojas y alas
se fue al rocío.
Tómala con los ojos,
llénala ahora, amor mío.
Es tuya como de nadie
tuya como el suicidio.
Piedras que hundí en el aire,
maderas que ahogué en el río,
ved mi corazón flotando
sobre su cuerpo sencillo.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Flor de un día Antonio Plaza

Flor de un día
Yo di un eterno adiós a los placeres
cuando la pena doblegó mi frente,
y me soñé mujer, indiferente
al estúpido amor de las mujeres.
En mi orgullo insensato yo creía
que estaba el mundo para mí desierto,
y que en lugar de corazón tenía
una insensible lápida de muerto.
Mas despertaste tú mis ilusiones
con embusteras frases de cariño,
y dejaron su tumba las pasiones,
y te entregué mi corazón de niño.
No extraño que quisieras provocarme,
ni extraño que lograras encenderme;
porque fuiste capaz de sospecharme,
pero no eres capaz de comprenderme.
¿Me encendiste en amor con tus encantos,
porque nací con alma de coplero,
y buscaste el incienso de mis cantos?...
¿me crees, por ventura, pebetero?
No esperes ya que tu piedad implore,
volviendo con mi amor a importunarte;
aunque rendido el corazón te adore,
el orgullo me ordena abandonarte.
Yo seguiré con mi penar impío,
mientras que gozas envidiable calma;
tú me dejas la duda y el vacío,
y yo, en cambio, mujer, te dejo el alma.
Porque eterno será mi amor profundo,
que en ti pienso constante y desgraciado,
como piensa en la vida el moribundo,
como piensa en la gloria el condenado.


martes, 10 de noviembre de 2015

ADIÓS, MAMÁ CARLOTA Vicente Riva Palacio,


ADIÓS, MAMÁ CARLOTA
I
Alegre el marinero
Con voz pausada canta,
Y el ancla ya levanta
Con extraño rumor.
La nave va en los mares
Botando cual pelota.
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.
II
De la remota playa
Te mira con tristeza
La estúpida nobleza
Del mocho y del traidor.
En lo hondo de su pecho
Ya sienten su derrota.
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.
III
Acábanse en Palacio
Tertulias, juegos, bailes,
Agítanse los frailes
En fuerza de dolor.
La chusma de las cruces
Gritando se alborota.
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.
IV
Murmuran sordamente
Los tristes chambelanes,
Lloran los capellanes
Y las damas de honor.
El triste Chuchu Hermosa
Canta con lira rota:
Adiós, mamá Carlota;
Adiós, mi tierno amor.
V
Y en tanto los chinacos
Que ya cantan victoria,
Guardando tu memoria
Sin miedo ni rencor,
Dicen mientras el viento
Tu embarcación azota;
Adiós, mi tierno amor.


http://www.manosalarte.com/vicenterivapalacio.html



El dueño de la parra Hugo Rodriguez Alcalá

El dueño de la parra
(A Don Manuel, el
verdadero dueño)
Si pudieras volver, si regresaras
con tu inclinado busto, con tu noble
mirada y tu manera silenciosa
de andar, y, ya despierto, vuelto al mundo
y al aire de la vida, ansiosamente
quisieras ver tu casa, tu familia,
la parra de tu patio, los amigos
de la ciudad que vio crecer tus hijos...
Y entonces comprendieras que en tres décadas
transcurrieron tres siglos: que tu casa
pasó a manos ajenas; que tu esposa
yace en otra ciudad bajo la tierra;
que tu hijo mayor es un anciano
desmemoriado y débil, más anciano
que tú cuando gozabas contemplando
su avance victorioso por la vida;
que tu parra famosa, que a tus patios
daba una larga sombra de cien metros,
sombra con su opulencia de racimos
reventones de miel cada verano;
que tu parra, tu orgullo, es un recuerdo
que sólo hoy vive en tu cabeza muerta;
que tus amigos -todos- los que antaño
en la esquina rosada de tu casa
se reunían sin falta a hablar del tiempo,
de las buenas cosechas y las malas;
que tus amigos, todos, bajo tierra,
en cenizosos ataúdes yacen:
Entonces, yo a tu lado acudiría,
te pondría una mano sobre el hombro,
y te diría solamente: -Vamos.
Tú y yo tenemos juntos un secreto:
todo ese mundo tuyo que hoy no existe.
Al no reconocerme porque tengo
marchito el rostro y los cabellos grises,
con voz muy baja te preguntaría:
-¿No recuerdas que tú me diste un día
toda tu parra y todos sus racimos?
Ella, en mis sueños, sigue siendo mía...


ml

lunes, 9 de noviembre de 2015

Estancias José Gorostiza

ESTANCIAS

Este es el muro, y en la ventana
que tiene un marco de enredadera,
dejé mis versos una mañana,
una mañana de primavera.
Dejé mis versos en que decía
con frase ingenua cuitas de amores;
dejé mis versos que al otro día
su blanca mano pagó con flores.
Este es el huerto, y en la arboleda,
en el recodo de aquel sendero,
ella me dijo con voz muy queda:
"Tú no comprendes lo que te quiero".
Junto a las tapias de aquel molino,
bajo la sombra de aquellas vides,
cuando el carruaje tomó el camino,
gritó llorando: "¡Qué no me olvides!"
Todo es lo mismo; ventana y yedra,
sitios umbrosos, fresco emparrado
gala de un muro de tosca piedra;
y aunque es lo mismo, todo ha cambiado.
No hay en la casa seres queridos;
entre las ramas hay otras flores;
hay nuevas hojas y nuevos nidos,
y en nuestras almas, nuevos amores. 



domingo, 8 de noviembre de 2015

Lina Zerón LUZ DE UN FARO VIEJO



Volvería a amarte de brazos abiertos
como se ama de noche los ojos del cielo,
de fuego incendiando tu líquida sombra.
Hasta el fondo de los años volvería a amarte
donde mi cuerpo aún guarda la ficción de tus besos,
la caricia inalterable de nuestras ausencias,
el amor copulando en el horizonte de la memoria.
Volvería a amarte con el calor de los fogones
que templan el aire,
porque mi corazón no ha encontrado
la estación del olvido,
o tal vez porque herrumbre soy, ceniza,
luz de un faro viejo que aún alumbra.
Si,
volvería a amarte de brazos abiertos
podando hierba para cosechar flores
porque este amor es una flama que vaga
por oscuras calles de laberínticas noches,
exhalando ecos de perfumados recuerdos.
Porque eres germen de inspiración,
volvería amarte.


http://www.poesiacorta.com



viernes, 6 de noviembre de 2015

Manuel Gutierrez Nájera

FRENTE A FRENTE
Oigo el crujir de tu traje,
turba tu paso el silencio,
pasas mis hombros rozando
y yo a tu lado me siento.
Eres la misma: tu talle,
como las palmas, esbelto,
negros y ardientes los ojos,
blondo y rizado el cabello;
blando acaricia mi rostro
como un suspiro tu aliento;
me hablas como antes me hablabas,
yo te respondo muy quedo,
y algunas veces tus manos
entre mis manos estrecho.
¡Nada ha cambiado: tus ojos
siempre me miran serenos,
como a un hermano me buscas,
como a una hermana te encuentro!
¡Nada ha cambiado: la luna
deslizando su reflejo
a través de las cortinas
de los balcones abiertos;
allí el piano en que tocas,
allí el velador chinesco
y allí tu sombra, mi vida,
en el cristal del espejo.
Todo lo mismo: me miro,
pero al mirarte no tiemblo,
cuando me miras no sueño.
Todo lo mismo, peor algo
dentro de mi alma se ha muerto.
¿Por qué no sufro como antes?
¿Por qué, mi bien, no te quiero?
Estoy muy triste; si vieras,
desde que ya no te quiero
siempre que escucho campanas
digo que tocan a muerto.
Tú no me amabas pero algo
daba esperanza a mi pecho,
y cuando yo me dormía
tú me besabas durmiendo.
Ya no te miro como antes,
ya por las noches no sueño,
ni te esconden vaporosas
las cortinas de mi lecho.
Antes de noche venías
destrenzando tu cabello,
blanca tu bata flotante,
tiernos tus ojos de cielo;
lámpara opaca en la mano,
negro collar en el cuello,
dulce sonrisa en los labios
y un azahar en el pecho.
Hoy no me agito si te hablo
ni te contemplo si duermo,
ya no se esconde tu imagen
en las cortinas del techo.
Ayer vi a a un niño en la cuna;
estaba el niño durmiendo,
sus manecitas muy blancas,
muy rizado su cabello.
No sé por qué, pero al verle
vino otra vez tu recuerdo,
y al pensar que no me amaste,
sollozando le di un beso.
Luego, por no despertarle,
me alejé quedo, muy quedo.
¡Qué triste que estaba el alma!
¡Qué triste que estaba el cielo!
Volví a mi casa llorando,
me arrojé luego en el lecho.
Todo estaba solitario,
Todo muy negro, muy negro.
Como una tumba mi alcoba,
la tarde tenue muriendo,
mi corazón con el frío.
Busqué la flor que me diste
una mañana en tu huerto
y con mis manos convulsas
la apreté contra mi pecho;
miré luego en torno mío
y la sombra me dio miedo...
Perdóname, si, perdóname,
¡no te quiero, no te quiero!




jueves, 5 de noviembre de 2015

Nicolás Guillen ÉBANO REAL


Te vi al pasar, una tarde,
ébano, y te saludé;
duro entre todos los troncos,
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.
Arará cuévano,
arará sabalú.
-Ébano real, yo quiero un barco,
ébano real, de tu negra madera...
-Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.
Arará cuévano,
arará sabalú.
-Ébano real, yo quiero un cofre,
ébano real, de tu negra madera...
-Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.
Arará cuévano,
arará sabalú.
-Quiero una mesa cuadrada
y el asta de mi bandera;
quiero mi pesado lecho,
quiero mi lecho pesado,
ébano, de tu madera,
ay, de tu negra madera...
-Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.
Arará cuévano,
arará sabalú.
Te vi al pasar, una tarde,
ébano, y te saludé:
duro entre todos los troncos,
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.




miércoles, 4 de noviembre de 2015

Ruptura de Jaime Torres Bodet

Ruptura

Nos hemos bruscamente desprendido
y nos hemos quedado
con las manos vacías, como si una guirnalda
se nos hubiera ido de las manos;
con los ojos al suelo,
como viendo un cristal hecho pedazos:
el cristal de la copa en que bebimos
un vino tierno y pálido...
Como si nos hubiéramos perdido,
nuestros brazos
se buscan en la sombra... Si embargo,
ya no nos encontramos.
En la alcoba profunda
podríamos andar meses y años, en pos uno del otro,
sin hallarnos.

http://www.manosalarte.com/jaimetorresbodet.html

martes, 3 de noviembre de 2015

Nicolas Guillen GUITARRA


Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.
Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.
¿Arde la guitarra sola?
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.
Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,
y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaína.
¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!
Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.
Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.
El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero. . .
Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.



domingo, 1 de noviembre de 2015

Tango del malvado de Feliciano Mejía

TANGO DEL MALVADO
Es malo y sufre.
Malvado hasta la santidad.
Y le duele el alma hasta las cachas
y ríe con risa de lata
y duerme con angustia de cernícalo.
En sus noches dementes
oigo su cantar
enmohecido, arrugando el aire.
Tortuoso hasta hacer marchitar
las begonias de la casa
de la mujer que ama.
Es malo, quiróptero,
y anida en su mañana
de brea chamuscada.