domingo, 31 de agosto de 2014

Vital Aza Ego Sum



  
Al 
Al despuntar la mañana,
tras una noche serena
y en fecha ya muy lejana
nací en la Pola de Lena,
hermosa villa asturiana.

Como nací no lo sé;
no recuerdo la postura,
porque yo no me fijé;
pero hay gente que asegura
que yo he nacido de pie. 



http://www.manosalarte.com/poesiascortas.htm
y en fecha ya muy lejana
nací en la Pola de Lena,
hermosa villa asturiana.

Como nací no lo sé;
no recuerdo la postura,
porque yo no me fijé;
pero hay gente que asegura
que yo he  una noche serena
y en fecha ya muy lejana
nací en la Pola de Lena,
hermosa villa asturiana.

Como nací no lo sé;
no recuerdo la postura,
porque yo no me fijé;
pero hay gente que asegura
que yo he nacido de pie.

viernes, 29 de agosto de 2014

Tal vez alguien me esté soñando


Tal vez alguien me esté soñando
Por eso los gestos
Me salen tan blandos
Indefinidos,
A medio camino
Olvido la ruta,
Grotesco,
Cada segundo que pasa
Mis contornos se esfuman
Los hechos se me vuelven inciertos…
Tal vez aquel que me sueña,
Sobresaltado, de cuando en cuando
Despierta,
Y a la fuerza retoma su propia vida
Verdadera,
Por eso, a veces, me oscurezco
Y pendo como de un hilo de nieve
Que se derrite,
Sin poder saber
Si aquel que me sueña se dormirá alguna vez,
Si alguna vez me será dado que algo
me ocurra.

Ana Blandiana

jueves, 28 de agosto de 2014

Pablo Neruda

Desnuda
Desnuda eres tan simple como una de tus manos:

lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente.

Tienes líneas de luna, caminos de manzana.

Desnuda eres delgada como el trigo desnudo.

Desnuda eres azul como la noche en Cuba:

tienes enredaderas y estrellas en el pelo.

Desnuda eres redonda y amarilla

como el verano en una iglesia de oro.

Desnuda eres pequeña como una de tus uñas:

curva, sutil, rosada hasta que nace el día

y te metes en el subterráneo del mundo

como en un largo túnel de trajes y trabajos:

tu claridad se apaga, se viste, se deshoja

y otra vez vuelve a ser una mano desnuda.


martes, 26 de agosto de 2014

Donde estará aquel pandero



¿ Dónde estará aquel pandero
que un día, cuando yo niño,
se me escapó de la mano
y se perdió por el cielo ?
Tras de su cola - ¡ qué altos!-
volaban mis ideales
mis ilusiones y sueños.
Fue una tarde de verano
cuando huele a trigo nuevo
y por el aire navegan
golondrinas y vencejos.
¡ Qué lejos aquel verano!
Y aquellos sueños ¡ qué lejos!
¿ Dónde estará mi pandero?


Alfredo Cortés Camacho


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En el salón


       Los faroles apenas tenían las sombras 
esa noche “aún no sé si en verdad sucedió”, 
pero no olvidaré aquellas lívidas nubes 
que incendiaban las llamas finales del sol. 

       Me senté en la sala colmada de gente. 
Lejos, los violines hablaban de amor. 
Te envié una rosa de fuego en un vaso 
de vino de Aí, rubio como el sol. 

       Me miraste. Encontré tu mirada altanera. 
Insolente y confuso hacia ti me incliné. 
Te volviste al oído de tu caballero 
y dijiste mordaz: ... “y él me adora también”. 

       Resonaron las cuerdas de pronto en la sala; 
los arcos vibraron apasionadamente... 
pero fuiste mía, lo vi en tu desdén joven 
y en el temblor pequeño de tu mano breve. 

       Te alzaste fugaz como un ave asustada; 
pasaste a mi lado, leve como un sueño; 
flotó tu perfume, entornaste los ojos 
y llenas de alarma tus sedas crujieron. 

       Vi que tus miradas desde los espejos 
decían: “recíbelas, que tuyas son...” 
Temblaba el collar al bailar la gitana 
que estaba cantándole al alba de amor. 


Alexander Bok


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domingo, 24 de agosto de 2014

Atanasio Fet

MURMULLO...
Murmullo. Tímido aliento. 
Gorjeos de ruiseñor. 
Plata cuajada en rizos 
el dormido hontanar. 
Nocturnas luces, sombras nocturnas, 
sombras sin fin. 

Mil transiciones inusitadas 
en los encantos del rostro amado. 
Allá, en aquellas nubes humosas, 
primeras tintas púrpura y ámbar. 
¡Besos y lágrimas: amanecer!...





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viernes, 22 de agosto de 2014

Anna Ajmátova

LA CANCIÓN DE LA ÚLTIMA CITA



       Se enfriaba, desvalido, mi pecho, 
pero eran ligeros mis pasos. 
Me puse en la mano derecha 
el guante de la mano izquierda. 

       ¡Me pareció que había muchos peldaños 
aunque sabía que eran sólo tres! 
Un murmullo otoñal entre los arces 
me pidió: “¡Muere conmigo! 

         ¡Oye: una suerte penosa, 
inconstante y mala me engañó!” 
Le contesté: “¡Querido mío: 
a mí también. Contigo moriré!” 

       Esta es la canción de la última cita. 
Eché una mirada a la casa sombría. 
Tan sólo en la alcoba ardían las velas 
con una llama indiferente y mustia.


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jueves, 21 de agosto de 2014

AQUÍ ESTOY...




Aquí estoy para contarte 
que ya se levanta el sol 
y que su luz ardorosa 
pone en las hojas temblor; 

que ya se despierta el bosque 
—cada rama se despierta— 
y ansiosos de primavera 
los pájaros ya se inquietan; 

contarte que hoy, como ayer, 
la misma pasión me llena 
y que mi alma, como siempre, 
para servirte se apresta; 
 
contarte que en todas partes 
hay un soplo de alegría, 
y aunque no sé qué contar, 
hay canto en el alma mía.


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Mikhail Lérmontov La vela

LA VELA
       Una vela solitaria blanquea 
en las brumas azules del mar. 
¿Qué va buscando en el país lejano? 

¿Qué dejó atrás, en la tierra natal? 
 
       Juegan las olas, el viento solloza, 
se dobla el mástil, la madera cruje. 
¡Ay! Ella no busca la alegría, 
ni busca la felicidad que huye. 

       Abajo, la corriente de zafiro; 
rayos de sol dorado en lo azul. 
Pero ella, rebelde, pide tormentas, 
cual si en las tormentas hubiese quietud. 


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miércoles, 20 de agosto de 2014

Publicado en julio 16th, 2014 | por Julia Prilutzky Farny


No es el amor, lo sé, pero es de noche…

No es el amor, lo sé, pero es de noche
y yo estoy sola, frente al mar que espera
con las uñas viscosas de sus algas
y el sello de la sal sobre sus piedras:
sin cesar, desde el agua y las espumas
mil ramajes de brazos me recuerdan
que aguardan todavía
tendiéndome su ausencia.
Las mismas olas que devoran barcos,
que van hundiendo mástiles y velas,
tiran siempre de mí
salvajemente
ceñidas, enroscadas, como cuerdas.
No es el amor, lo sé, pero qué importa:
tiene su mismo rostro hecho de niebla
y su temblor febril y su acechanza,
tiene sus manos blandas que se aferran
con dura precisión.
Tiene su misma insólita presencia
con el prestigio de un fulgor pasado
y la futura soledad que empieza.
Tiene sin duda del amor la insidia
y el desgajado abandonar reservas
hasta quedar desnudo
como un árbol reseco.
Tiene el rondar la sangre
como un fantasma hambriento
sobre la inaccesible piel del mundo,
lamiendo inútilmente su corteza,
desesperado, ávido,
con la exacta impaciencia
del querer, del después,
del otoño y la espera.
Y aquel recomenzar desde la bruma
que es su signo quizá.
Y su señal más cierta.
No sé cuándo ha llegado:
es como un viejo amigo que regresa
con el rostro cambiado por los viajes,
las fiebres, el alcohol, las peripecias.
Reconozco sus rasgos,
su voz que ha enronquecido, pero es ésta,
su antigua voz que dice otras palabras
semejantes a aquéllas.
No es el amor, lo sé, y sin embargo
es su paso otra vez, y las caricias
recobran los caminos sin urgencia.
No hay palabras, y puedo estar callada:
todo es tan simple así, tan sin sorpresa
y es tan fácil estar, tan necesario.
No es el amor, tal vez. ¿Y si lo fuera?


lunes, 18 de agosto de 2014

Soñé que tu me llevabas



Soñé que tu me llevabas


Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!


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sábado, 9 de agosto de 2014

A lo mejor eres tu mismo

 BLANCA VARELA

A lo mejor eres tú mismo
el tren que pita y se mete bajo tierra
rumbo al infierno o la estrella de chatarra

que te lleva frente a otro muro
lleno de espejos y de gestos, endiablados
gestos sin dueño y tú tras ellos, solo,
feliz propietario de una boca escarlata que muge.


viernes, 8 de agosto de 2014

La parejita




Dando un paseo por el campo,
me adentré en un gallinero,
Las gallinas me contaron,
la historia de la gallina,
y del gallo pinturero.

La gallinita está triste,
la gallinita está rara.
El gallo del gallinero,

no se ha fijado en su cara.

Todo el día cacareando,
por llamarle la atención;
el gallo se fija en todas,
en la gallinita, no.

Cuando va naciendo el día,
el gallo del gallinero,
con su canto hace saltar,
de la cama al mundo entero.

Un día la gallinita,
con aires muy coquetuelos,
hizo cantar de alegría,
al gallo del gallinero.

Tuvieron tres huevecitos,
que luego fueron polluelos,
y aquí se acaba la historia,
de la linda gallinita
y el gallo del gallinero.


Angelita Sevilla


miércoles, 6 de agosto de 2014

Meliton Gonzalez y sus disquisiciones divertidas sobre el idioma

Si el que bebe es bebedor
y el sitio es bebedero,
a lo que hoy es comedor
hay que llamarle comedero.
Comedor será quien coma,
como bebedor quien bebe;
de esta manera se debe
modificar el idioma.

¿A vuestro oído no admira,
lo mismo que yo lo admiro
que quien descerraja un tiro,
dispara, pero no tira?
Este verbo y otros mil
en nuestro idioma son barro;
tira, el que tira de un carro,
no el que dispara un fusil.
De largo sacan largueza
en lugar de larguedad,
y de corto, cortedad
en vez de sacar corteza.
De igual manera me aquejo
de ver que un libro es un tomo;
será tomo, si lo tomo,
y si no lo tomo, un dejo.



Pablo Parellada «Melitón González»


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domingo, 3 de agosto de 2014

Comprender

Encerrada en la soledad de cuarto
tu mirada me sigue desde un portarretratos.
tropiezo con las risas en cada rincón
imposible negar que eres mi gran amor.
en mi alcoba está todo oscuro,
saldré a caminar...
voy a recorrer los sitios donde estuve contigo
donde amé por primera vez.
Pasaré una y mil veces por tu casa
iré a aquella oscura
donde nos dimos nuestro primer beso.
Leeré tus cartas tanto
hasta comprender porque te has ido.
Miraré tus fotos, hasta que sientas que te observo desde cerca.
Iré a aquel banco de la plaza
donde al acariciar mis cabellos
y besar mi mano
juraste amor eterno.
Tacharé nuestras iniciales talladas en aquel árbol viejo.
Iré a cada sitio donde estuve contigo
hasta comprender porque te has ido.

 Luciana Carelli
Argentina



sábado, 2 de agosto de 2014

Tú eras el huracán, y yo la alta
torre que desafía su poder.
¡Tenías que estrellarte o que abatirme...!
        ¡No pudo ser!
Tú eras el océano; y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén.
¡Tenías que romperte o que arrancarme...!
        ¡No pudo ser!
Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque...
        ¡No pudo ser!


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Gustavo Adolfo Becquer

Tú eras el huracán, y yo la alta
torre que desafía su poder.
¡Tenías que estrellarte o que abatirme...!
        ¡No pudo ser!
Tú eras el océano; y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén.
¡Tenías que romperte o que arrancarme...!
        ¡No pudo ser!
Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque...
        ¡No pudo ser!


viernes, 1 de agosto de 2014

Coppelia

¡Oidme sin piedad grullas! 
Respondan sus graznidos a mis quejas, 
no dejeis a mi pena desconcierta 
que yace por la duda más que muerta. 
Ave gris que tal vienes ya te alejas. 
Por qué, dime por qué 
Das alas y color a la tristeza, 
Vuelas y caes cual amor que pesa 
al aire en degradé... 
¡Dime tu verdad... no huyas! 
No dejes mi amargura sin su fe. 

COPPELIA 



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