domingo, 27 de diciembre de 2015

Ramón de Campoamor Inspiración nocturna

Inspiración nocturna

Por el éter resbala melancólica 
la luna, y en mi frente se refleja; 
a su brillo argentado se asemeja 
el color de mi faz. 
De la brisa nocturna el ala rápida 
sutil bate mi rubia cabellera, 
como las hojas de gentil palmera, 
balancea fugaz. 

Oscuridad, silencio, aspecto tétrico 
muestra la noche tácita al ser mío, 
sólo me afecta de un lejano río 
el parlero rumor; 
Que, llevado en las alas de aire trémulo, 
se parece, en su plácido murmullo, 
al compasado y pavoroso arrullo 
del eterno sopor. 

Cual volubles vapores, sombras fáciles 
antepuestos al sol ocasionaran, 
e invisibles, aéreos, se espaciaran 
entre la claridad; 
Así veo cruzar seres fantásticos 
de la luna a los pálidos reflejos, 
y vagando se pierden allá lejos 
entre la oscuridad. 

De vibrátil campana al son profético 
exánime ha zumbado en mis oídos 
y débiles temblaron mis sentidos 
a su fúnebre son. 
¡Y pocos mostrarán sus ojos húmedos 
a ese sonido que en el viento espira 
pues su divina voz no les inspira 
Santa meditación! 

Todos duermen, menos yo, 
todo en el mundo reposa, 
la campana enmudeció 
el aura sobre la rosa 
tranquila se adormeció. 
Sordo el río susurrando 
me acompaña solamente, 
y con su murmullo blando 
me hace acordar inocente 
que el tiempo se va pasando. 
Pero vano mi pensar 
se pierde allá con su ruido 
los dos iremos a dar 
yo al seno del eterno olvido 
y él al seno de la mar. 
Pues, con sonoros despeños, 
va rodando su cristal 
por entre prados risueños, 
cual la vida del mortal 
que se desliza entre sueños. 
Están plácidos olores 
el viento aromatizando, 
los condensados vapores 
se posan, perlas formando, 
en el cáliz de las flores. 
El claro río que abruma, 
con sus aguas transparentes, 
la yerba que le perfuma, 
la matiza con bullentes 
globos de nevada espuma. 
Y como ancho se dilata, 
todo el estrellado coro 
en su cristal se retrata... 
parecen lágrimas de oro 
embutidas sobre plata. 
Mas ya la aurora cercana 
asoma su frente hermosa 
entre celajes de grana, 
y traza sendas de rosa 
del sol a la luz temprana. 
Despiértase el aura leve 
al brillar sus lumbres rojas, 
y a su movimiento breve 
tiemblan las húmedas hojas 
del árbol que ondeante mueve. 
La flor su botón rompió, 
y al sol que nuevo amanece 
y que la vivificó, 
en holocausto le ofrece 
las perlas que recogió. 
Todo vuelve a florecer, 
todo al ver el sol se aviva, 
mas la noche ha de volver... 
y en aquesta alternativa 
todo camina al no ser. 

http://www.pedrovidal.com