miércoles, 3 de enero de 2018

Canción para la guitarra

            Y canto para adentro
            porque no tengo afueras...
Me aprieto la guitarra
y siento la madera.
Se me llenan de música
las oscuras cavernas...
            Yo soy yo, limitado
             por carne sorda y venas.

Si alguna vez levanto
los ojos de las cuerdas,
me siento fugitivo
de lo que vale y cuenta.

Y no me reconozco,
y me doy tanta pena
que enmudezco y me duele
la raíz de la lengua

              Por eso cuento y canto
              para adentro las penas:
              Porque me sueno a hombre
              y me duelo de veras...

Y puedo decir: Hambres,
en plural; Vida Perra;
o simplemente Amor;
y escupir a la Tierra...

Canciones que me arranco
de las furiosas piedras
del montón de la sangre
que llevo siempre a cuestas.

Palabras con sentido,
efectivas vivencias.
No, Sol, Luna, Nenúfar
o Arcángel sin Fronteras.

Me escucho y no me importa
que los demás entiendan;
me basta con sentirme
el alma en la madera.

             Que canto para adentro,
             porque no tengo afueras.



Victoriano Crémer

Amor
                                                    ¿Serás, amor, un largo adiós que
                                                                                              no se acaba?
                                                                                            Pedro Salinas
Extenso mar, o renovado velo;
cuna del sueño, en la que el ser madura;
alondra vertical ganando altura
en la flotante música del vuelo.
Si látigo, te ciñes con anhelo.
Si beso, resplandece tu blancura
y la tierra redime su clausura
en la pradera extática del cielo.
De la raíz del hombre te alimentas,
de sus juegos más nobles, y le dejas
como una negra tierra fecundada.
¡Mírame ciego, Amor, buscando a tientas,
en un mundo de adioses y de rejas,
la salvadora luz de tu mirada!