Cristina Berbari
Llévame
hasta el último aliento del día
donde aspira la noche.
Arráncame a dentelladas
la angustia del no ser,
mi vestido de viento.
Enciéndeme el plumaje
hasta que cante el pájaro de la piel.
Ah dejarnos resbalar por los montes
sus declives
al soplo de la luna:
el vientre de seda
manos florecidas de mejorana
estrellas estallando nuestros cuerpos
espumas, pasmo, certeza,
prodigio, savia ardiente, lava.
Llévame
hasta el aliento del ser primero
donde late la palabra esencial
hasta la última cumbre del ensueño.
Llévame
a la altísima forma del amor.
Y juntos saltemos al abismo y nos crezcan alas.
Cristina Berbari
Llévame
hasta el último aliento del día
donde aspira la noche.
Arráncame a dentelladas
la angustia del no ser,
mi vestido de viento.
Enciéndeme el plumaje
hasta que cante el pájaro de la piel.
Ah dejarnos resbalar por los montes
sus declives
al soplo de la luna:
el vientre de seda
manos florecidas de mejorana
estrellas estallando nuestros cuerpos
espumas, pasmo, certeza,
prodigio, savia ardiente, lava.
Llévame
hasta el aliento del ser primero
donde late la palabra esencial
hasta la última cumbre del ensueño.
Llévame
a la altísima forma del amor.
Y juntos saltemos al abismo y nos crezcan alas.
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