Esa barita fina de limonero
que cimbrea cuando lo toca
mi Paola pequeña, mi gran lucero,
me da fuerzas todo el día,
¡ cómo la espero !
Cuando sonríe al ver las hojas
cómo se mueven,
cuando toca limones y
hasta los huele,
siento que mis años, ya no son tantos
y mi nieta de meses, me va quitando.
Cada mañana viene, con su sonrisa
cada mañana vuelve, a estar conmigo
y rie y rie y en cada risa suya yo la bendigo,
su madre no lo sabe y no lo digo
porque todavía me asustan las realidades
pero su regalo ha sido.
como una rosa fresca a tanto olvido.
c.valcarcel
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