martes, 11 de julio de 2017

Jorge Boccanera | Arder

Arder

Cuando nos besamos trituramos un ángel.
Su última voluntad será nuestro deseo.
Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,
              su sombrero de plumas,
barajas manoseadas por tahúres y ahora

hay que hacerlo entrar,
ofrecerle licor (que él viene de morirse),
acercarle una silla (que lee en la oscuridad).

Dirá sus baratijas,
su forma de guiarnos al secreto de la vieja
               estación.
Dirá que el vino está hecho de hojas secas,
que puede hacer un fuego con tu rostro y el mío.
(Ni un centavo de luz a su trabajo).

Cuando nos besamos desollamos un ángel,
un condenado a muerte que va a resucitar en
                otras bocas.
No tengas lástima por él, sólo hay que hincar el
                diente
y triturar al ángel.
Abrir tus piernas blancas y darle sepultura.



martes, 4 de julio de 2017

Gustavo Salórzano

Despedida
Hoy, adiós, día primero,
último de cada mes.
El todo en la savia que asciende,
el todo en la savia que anuncia
el fatal acento de las palomas
que no pueden volar más que sus alas,
que no saben cantar
sus atroces melodías de presagio
durante una tarde entera,
una tarde llena de olores y cortinas
blancas y voladas,
recogidas en la niebla de los gritos
sumergidos por tu cuerpo.
La erección que palpita
y palpitando quema la pupila,
el sillón, tu falda,
el pesado óleo de tus besos
jamás pintados
o tomados en serio.
El latir burlesco de algún hueso,
La clavícula etérea de tus ojos.

Aquí yazgo perdido,
acurrucado en tu seno,
adormilado en tu espalda,
mojado, quieto, taciturno,
violento cuando más quiero serlo
para besarte con lágrimas que invento
y llorarte con sudores tranquilos
que no me queden pequeños,
que invento para tenerte,
que tiendo una rosa en tu cama
y las espinas brotan de tu cuello
y me duermo cansado
porque tu voz ya se ha despedido
y mis pies, acaso temerarios,
despuntan el día, el viento,
y tu pelo languidece y atravieso
el monótono perfil de tu juego,
el furioso arrebato de tu sexo.

Aquí me tienes de una vez por todas
-rendido y apaciguado mortal-.
Cortadas las alas las palomas se resisten,
el canto salta, emerge, duele,
y tus manos acarician el día.
Mis brazos, hartos de quererte,
de despedirse cada año, cada siglo,
cada mes que me abandonas
y dejas las perchas vacías de la sala
y el comedor brillante de los cielos.
Me cuesta tanto y a la vez lo presiento:
El néctar se ha detenido.
No me mires, más no te alejes.
Aquí te espero, me arrepiento...
pero no lo grito, me callo...


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Eduardo Mitre Casi la dicha

Casi la dicha
En Hanover este crepúsculo de invierno.
Tu desnudez consumada:
Brasa blanca en el lecho.
Y la mirada que vuelve a gozarla
En la penumbra del deseo.
En la ventana
La nieve extendida
Como tú en el sueño
Absorta
Como mis ojos sobre la página.
Lejos:
El grito de los niños
Que resbalan por la colina
Y el silencio y el pino
Plantados
Como un solo cuerpo
En el aquí y el ahora
Donde no falta sino
La palabra digna
De tanto don tanta gracia.

domingo, 2 de julio de 2017

Serás de Iván Segarra Báez

SERÁS

Me contó el rocío
que hoy tú serías mío.
Me dijeron las estrellas
que te buscara para amarte.
Me dijo la luna negra
que se desvistieron nuestros poros;
juntos para amarse.
Me dijo la luna blanca
que entre el eco y el río
yo nací para amarte.

Me contó el rocío
que tú no serías mío.
Me despertó la tristeza al verse
en la otra orilla del río...
me condenó tu mundo
cuando le conté
que yo nací para amarte.
¡Que se vayan todos al infierno,
tú serás para mí,
porque yo nací para amarte!


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